En casa de herrera, cuchilla de pala.
En casa de pistolero, revólver sin bala.
En casa de dentista, caries a la vista.
En casa de modista, nunca hay ropa lista.
En casa de peluquero, nadie se corta el pelo.
En casa de cocinera, comida comprada afuera.
En casa de adivino, nadie sabe su destino.
En casa de pedicuro, callos demasiado duros.
En casa de cirujano, nadie permanece sano.
En casa de pintor, siempre falta color.
En casa de sastre, el traje es un desastre.
En casa de banquero, ausencia de dinero.
En casa de profesor, la ortografía da horror.
En casa de joyero, orejas sin aro.
En casa de herrero, cuchillo de palo.
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